La Vocación De La Vida
"Pero cuando agradó a Dios... revelar
a su Hijo en mí..." Gálatas 1:15-16
El llamado de Dios no es un llamamiento
para servirle de un modo particular. La forma como yo interpreto el servicio se
debe a que mi contacto con la naturaleza divina me permite comprender lo que yo
deseo hacer para Él. El llamado de Dios es una expresión de su naturaleza; mi
servicio es el resultado de lo que se ajusta a la mía. La vocación de la vida
natural fue enunciada por el apóstol Pablo: "Pero cuando agradó a Dios...
revelar a su Hijo en mí, para que yo lo predicara [es decir, que expresara de
manera pura y solemne], entre los gentiles..."
El servicio es el desbordamiento que brota
de una vida llena de amor y devoción. Es lo que yo aporto a la relación y el
reflejo de mi identificación con la naturaleza divina. Pero, en un sentido
estricto, no existe ningún llamado al servicio, el cual se convierte en una
parte natural de mi vida. Dios me conduce a una correcta relación con Él para
que pueda entender su llamado; después yo le sirvo por mi cuenta debido a una
motivación de amor absoluto. El servicio a Dios es el regalo deliberado de amor
de una naturaleza que ha escuchado el llamamiento divino. El servicio es una
expresión de mi naturaleza y el llamado de Dios una expresión de la suya. En
consecuencia, cuando recibo su naturaleza y escucho su llamado, su voz divina
resuena por toda su naturaleza y la mía, y las dos se vuelven una sola en el
servicio. El Hijo de Dios se revela en mí y el servicio se convierte en mi
forma cotidiana de vida, por causa de mi devoción a Él.
TOMADO DEL DEVOCIONAL DE OSWALD CHAMBERS,
"EN POS DE LO SUPREMO" DEL DIA ENERO 17.
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