Fundamentos para el Evangelismo Eficaz
-Josef Urban
Temo que es precisamente por una falta de consagración a la voluntad de Dios, y una falta de diligentemente usar los medios y herramientas que Dios ha revelado en Su Palabra, que una gran parte de la iglesia profesante es débil, deficiente, e incluso casi inútil en el evangelismo. Viendo nuestra gran necesidad y falta de obediencia en esta área, sin un profundo arrepentimiento del corazón y una consagración total a la voluntad de Dios, no podemos ser útiles en el evangelismo (Rom. 12:1-2, 2 Tim 2:21). Isaías tenía que ser purgado antes de que pueda ser usado por Dios como una boca eficaz para la proclamación del Reino (Isa. 6:5-8). Si estas andando en desobediencia a Dios tienes que quitarte la viga de tu propio ojo antes de que puedas predicar el arrepentimiento a otros (Mat. 7:3-5). Si no, tu evangelismo será hipócrita y sin la verdadera bendición de Dios.
Después de asegurar que tengas una consciencia limpia ante Dios, y consagrarte a la misión de alcanzar a los perdidos con el Evangelio, tienes que procurar con diligencia presentarte aprobado a Dios como un obrero que maneja con precisión Su Palabra bendita (2 Tim. 2:15). Tan útiles como puedan ser, y tanto como Dios las puede usar, no necesitas asistir conferencia tras conferencia para aprender cómo evangelizar eficazmente. La Palabra de Dios es suficiente para entrenarnos para esta tarea (2 Tim. 3:16-17). Estoy convencido que, aunque Dios levanta a hombres buenos para entrenar al Cuerpo de Cristo en evangelismo, finalmente el verdadero equipamiento y habilidad tienen que venir desde arriba—y el medio principal de Dios de santificar y equipar Su pueblo viene por Su Palabra escrita. ¡Estudia para conocer a Dios a través de Su Palabra!
No es suficiente estudiar la Palabra para presentar tus argumentos y establecer tu caso, o meramente para predicar. Tienes que empaparte en la Palabra de Dios hasta que ella arda en ti como un fuego listo para explotar (Jer. 20:9). Tu meta al estudiar las Escrituras tiene que ser para acerca a Dios, para conocer al Dios vivo. Una vez que tu evangelismo fluya de un profundo conocimiento experiencial de dios tus palabras rebosarán con una verdad viva que testifica no de información que has aprendido de un libro, sino de una relación viva y profunda experiencia personal con Jesucristo (Hechos 4:13).
El evangelismo no es nada menos que una guerra espiritual intensa, y nuestra arma principal es la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios (Efe. 6:17). Un soldado que es un neófito en usar su espada nos será tan eficaz en la batalla que el guerrero experimentado que sabe cómo utilizar su espada debido a horas incontables de practicar. Si nos hace difícil buscar en nuestras bíblicas las respuestas a las objeciones de las personas, siendo lentos para sacar la espada, puede ser que perdamos la batalla algunas veces y no logremos romper a pedazos las fortalezas de Satanás en las mentes de los hombres caídos (2 Cor. 10:4-5). Tienes que conocer tu Dios, pues la batalla es del Señor (1 Sam. 17:47). Y tienes que conocer tu arma principal, ya que el Dios que lucha por nosotros la usa para cumplir sus fines.
Además de conocer a Dios, andar con una consciencia limpia, permanecer en la Palabra de Cristo y conocer la Biblia con tanta diligencia como el tiempo que tengas te permita estudiarla, es absolutamente vital que tengas una vida de oración. Hermanos, sin la oración el evangelismo será inútil. Si marchas a la batalla sin consultar al Señor, pensando que puedes hacer algo para Dios, estás marchando hacia una masacre de necios. El infierno se reirá de ti si no has sido vestido con el poder de Cristo. No puedes cumplir en la carne lo que sólo se puede cumplir en el Espíritu.
Las Escrituras nos mandan a orar por la salvación de los perdidos (1 Tim. 2:1-4). Si Dios nos manda a orar para que los perdidos sean salvados, eso significa que Él promete salvar. Sin embargo, si vamos a ver la realización de tales oraciones, debemos orar con fe, esperando que Dios salve. Esta es una llave necesaria para el evangelismo eficaz, pero tantas personas la ignoran por completo. El Señor Jesús, al enseñarnos acerca de la oración, enfatiza repetidamente la necesidad de realmente creer y esperar que Dios responderá. “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mat. 21:22). “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Mar. 11:24). Debemos orar y esperar que Dios contestará y salvará almas, y debemos perseverar en tales oraciones continuamente (Luc. 11:5-8, 18:1).
No sólo debemos orar por la salvación de almas, pero también debemos orar por poder desde lo alto para evangelizar eficazmente (Luc. 11:13; Hechos 1:8). Demasiados hermanos que yo considero ser verdaderos cristianos conocen muy poco o nada acerca de este investimento del poder del Espíritu de Dios para ser testigos de Jesucristo. Somos mandados a ser llenados del Espíritu (Efe. 5:18). Estoy convencido de que hay una diferencia entre la habitación del Espíritu que cada hijo de Dios tiene y el ser investido con poder que viene por medio de inmersiones y llenuras subsiguientes del Espíritu. El libro de Hechos deja claro esto.[1] La historia de la iglesia también testifica al hecho de que hombres que estaban sirviendo al Señor como evangelistas y predicadores que encontraron que sus ministerios eran inefectivos en gran manera y sin mucho poder, después de profundas experiencias con Dios en el lugar secreto (muchas veces siendo tan personal a ellos que no han querido compartir muchos detalles), salieron investidos con un nuevo poder, avivados en su relación con Dios, y por consiguiente vieron olas de salvación seguir su evangelismo.
Conocer a Dios, conocer Su Palabra y habitar en el lugar secreto de la oración son algunas llaves esenciales del evangelismo eficaz. Si estás desanimado por una falta de fruto en tus esfuerzos presentes de evangelizar, quizás sería provechoso que regreses a estos fundamentos y te examines a ti mismo para ver qué te falta. A veces nuestra falta de fruto se relaciona directamente con nuestros fracasos o infidelidad en las cosas más básicas.
"VAMOS DE GLORIA EN GLORIA Y DE VICTORIA EN VICTORIA..."
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